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¿Por qué es tan especial el Pimentón de La Vera frente a otros pimentones?

Artículo original de Abc.esANDREA DEL VALLE / Madrid

Artesanos, empresas familiares en las que el amor a la tradición y el respeto a la tradición permiten perpetuar procesos que, con pequeños cambios y mejoras, hacen de cada momento una historia llena de detalles y cuidados.

 

Pimenton La Dalia. La tradición de una familia.
Vemos en la fotografía al fundador de La Dalia, Valeriano junto a su hijo y parte de los trabajadores de La Dalia.

José María Hernández lo sabe bien. El propietario de La Dalia, la empresa más antigua que produce actualmente pimentón de la Vera, es la tercera generación de una empresa familiar que sigue creciendo: Mayte Hernández, su hija, ya trabaja como gerente de la empresa.

La historia de la empresa comienza hace más de un siglo. En 1913, Valeriano Hernández se embarcó en este viaje, sin apenas imaginar lo que llegaría a ser: la fábrica de Pimentón de la Vera más longeva, fuente de sustento para las generaciones futuras y una empresa que exportaría a treinta países y procesaría 200 toneladas de pimientos al año, además de obtener el reconocimiento de la Denominación de Origen Protegida.

Tiempos románticos

Las cifras no engañan, pero tampoco cayeron del cielo. Hay un largo camino de aprendizaje y perseverancia detrás del éxito de La Dalia. José María Hernández, nieto del fundador, aún guarda recuerdos de los primeros tiempos. «Recuerdo algunos de sus diplomas», explica. «Uno de ellos reconocía su participación en una feria en Barcelona en 1916, donde ya vendía pimientos, y otro en 1929 en Sevilla». – añade.

Ayer…antigua fábrica de La Dalia.

El camino de la empresa, dice la familia, no podía empezar de otra manera que con una relación amorosa. Durante la celebración del centenario de La Dalia en 2013, empleados, agricultores, familiares y algunos clientes se reunieron para hablar de la historia de la empresa. «Según una de mis primas, mi abuelo le explicó el origen del nombre de la empresa» – sonríe José María. «Mi abuelo le propuso matrimonio a mi abuela regalándole una dalia, no sabemos si es cierto, pero es una historia muy chula», se ríe recordando la anécdota.

En aquella época se consideraba normal que las mujeres no se dedicaran a los negocios.

Debido a la decisión de Valeriano Hernández de dejar de lado el sector femenino, su hijo -y padre José María Hernández- se convirtió en el heredero y responsable de perpetuar la historia de la fábrica, dejando fuera a sus tres hermanas y a las tías del actual propietario de la empresa. Así, en 1920. Valeriano Hernández hijo se hizo cargo de la producción de pimentón en Jaraíz de La Vera, en Cáceres, sin perder un ápice de tradición -aparte de diversas especias como el azafrán-, actividad que continúa en la actualidad. El contacto con los agricultores era y sigue siendo estrecho. «Llevamos muchos años trabajando con algunos de ellos». – José María Hernández lo explica. «Ellos son los que plantan, cosechan y secan la variedad de pimientos que les pedimos». – añade.

La Dalia trabaja con tres tipos de pimientos: dulce, agridulce y picante.

En cámaras de secado situadas a dos metros del suelo, los agricultores las secan a fuego muy lento, casi sin llama. «Este proceso dura unos quince días, tras los cuales llevamos los pimientos a la fábrica», explica el profesional. Esta fase, y no otra, es la que hace del Pimentón de la Vera un producto completamente diferente a los demás. Su sabor ahumado es lo que lo diferencia de ingredientes como el pimiento y lo que lo hace popular en tantos países.

Superación y dedicación.

José María Hernández ha dedicado su vida a la producción de Pimentón de la Vera. A los 19 años, el joven estudiante de empresariales tuvo que abandonar sus estudios en Madrid capital para volver a su tierra. Una enfermedad causó la muerte de su padre en 1966. Manuel Sánchez, mano derecha de su padre y abuelo, fue el encargado de enseñarle todo lo relacionado con los negocios, a los que se dedicó con pasión y dedicación durante toda su vida.

Fabrica de pimentón
La fábrica de La Dalia en la actualidad

Las diferentes generaciones se pusieron de acuerdo para ocuparse de los pequeños detalles.

Los molinos de piedra utilizados para moler los pimientos siguen siendo los originales, aunque ahora sólo tardan siete horas en moler 3.000 kilos de pimientos, a diferencia de hace un siglo, cuando necesitaban unas 24 horas. Con un motor individual para cada uno, sólo necesitan el trabajo de dos o tres personas para llevar a cabo el proceso.

A lo largo de los años, el Pimentón de la Vera se ha ganado el reconocimiento internacional.

De los treinta países a los que exporta La Dalia, Francia es su principal cliente, pero hay muchos otros que se interesan cada vez más por la especia: Estados Unidos, Sudáfrica, Australia y varios países de Europa y Asia están incorporando poco a poco el Pimentón de la Vera a sus cocinas. «Hay que tener en cuenta que es un proceso lento, por desgracia no es algo que se coma a cucharadas». – ríe el empresario. Un crecimiento cuyos límites aún no se conocen y del que las pequeñas empresas están haciendo un gran tesoro.

4 respuestas

  1. me han hablado muy bien de sus pimentones ,nos dedicamos a tener lo mejor de lo mejor desde hace mas de 100 años en la alimentacion nos gustaria tener un contacto comercial directo con Vds SALUDOS

    1. Gracias por su confianza.

      Nos pondremos en contacto con ustedes para pasarles nuestras mejores ofertas.

      Un saludo.

  2. Lamentablemente en mi país no podemos disfrutar de vuestro pimentón que supe adquirir en Madrid. Felicidades

    1. Es una pena, Ricardo.

      Seguro que en algún establecimiento específico podrás localizarlo.

      Siempre queremos que nuestros clientes prueben y disfruten de esta increíble especia.

      Te enviamos un abrazo desde España.

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